Con las cámaras de sus teléfonos y líneas de denuncia, los residentes de D.C. encuentran pequeñas maneras de luchar contra ICE
Cómo los vecinos y las comunidades escolares se están organizando contra la represión migratoria.

Era temprano por la mañana cuando David escuchó el alboroto fuera de su ventana: cuatro vehículos sin distintivos detuvieron a dos camiones de trabajo en Columbia Road NW. David tomó su teléfono móvil y salió corriendo a la calle, donde vio a agentes enmascarados de Inmigración y Aduanas interrogando a una docena de hombres, seis de los cuales fueron finalmente detenidos.
"En cuanto vi los uniformes militares y los chalecos antibalas, supe que algo más estaba pasando", dice David, quien pidió que no se revelara su nombre completo por temor a atraer la atención indeseada de las autoridades federales. "Y fue entonces cuando llamé a la línea de denuncias".
Gestionada por la Red de Solidaridad y Ayuda Mutua con los Migrantes (Migrant Solidarity Mutual Aid Network), la línea directa sirve como centro de intercambio de información en tiempo real —una especie de sistema de alerta temprana— sobre las actividades del ICE en D.C. Pero David, los vecinos y los transeúntes hicieron aún más: recopilaron la información de contacto de los hombres detenidos, documentaron la detención y gritaron a los agentes del ICE que se marcharan. ("¡Lárguense de mi ciudad!", gritó un residente. "¿Sabes qué? Estamos en la ciudad", respondió un agente).
"Me sentí seguro al saber que había otras 40 personas que creen en la protección de cualquiera que viva en este país", dice David, y añade que fue "agradable ver a mis vecinos defender lo que es justo".
Esas acciones son solo un ejemplo de las innumerables formas en que los residentes de D.C. han estado resistiendo la oleada de agentes federales y la Guardia Nacional del presidente Trump en la ciudad. Han protestado, grabado y organizado. Han pegado carteles en paredes y cajas de tableros de servicio eléctrico, y han compartido materiales sobre sus derechos. Se han ofrecido como voluntarios para llevar y traer a los niños al colegio, entregar comestibles a familias inmigrantes que temen salir de sus casas y canalizar información sobre los detenidos a abogados y activistas.
Es, tanto en sentido literal como figurado, una batalla entre David y Goliat: grupos dispares de habitantes locales que luchan contra agentes de la policía federal bien financiados y a menudo anónimos que capturan a los residentes en las calles de la ciudad. Y es una batalla que, según muchos, surge de la frustración de que el propio gobierno de D.C. parezca intimidado por las acciones de Trump, cooperando parcialmente con los agentes federales y ofreciendo solo una orientación moderada a las comunidades que buscan tranquilidad y resistencia.
"Lo más importante es que todos los habitantes del distrito intenten vigilar las interacciones con el ICE, pero también que conozcan a sus vecinos. Puede que haya personas que no quieran enviar a sus hijos al colegio, y quizá tú puedas ofrecerles un transporte seguro. O quizá necesiten que alguien les haga la compre", afirma Nadia Salazar Sandi, organizadora de El Colectivo de Familias Migrantes. "Conocer tu barrio y tu comunidad puede aportar mucha seguridad".
‘Tengo un papel que desempeñar en la protección de mi comunidad’
Sam Dobbs se dirigía a su gimnasio en el corazón de Columbia Heights la semana pasada cuando escuchó los gritos: "¡ICE, fuera, ICE, vete a casa!".
El profesor de una escuela charter se acercó al lugar de donde provenían los gritos y se encontró con un grupo de agentes del ICE haciendo guardia frente al Taco Bell Cantina de la calle 14 NW, rodeados por una multitud cada vez más numerosa de manifestantes. Dobbs se unió a los gritos y siguió a los agentes mientras cruzaban la calle y finalmente abandonaban la zona.
No está claro por qué exactamente los agentes del ICE se encontraban esa tarde en la zona, un centro histórico de la comunidad latina de la ciudad. Se les había visto participando en arrestos y redadas en los días anteriores, pero también habían participado en demostraciones visuales de fuerza, llegando incluso a arrancar una pancarta contra el ICE en la vecina Mt. Pleasant, un gesto del que la agencia se jactó alegremente en las redes sociales.
En cualquier caso, para Dobbs fue una oportunidad, pequeña pero simbólica, de defender el barrio en el que vive desde 2018 y una ciudad que, en su opinión, está siendo ocupada. (Y no es el único: una reciente encuesta del Washington Post reveló que casi el 80 % de los residentes de D.C. se oponen a la intervención federal).
"Ver cómo aumenta el acoso a mis vecinos es muy perturbador. Siento que tengo el deber de resistirme a este régimen opresor", le dice a The 51st. "Estaban en mi comunidad, rodeando a mis vecinos, llevaban máscaras y parecían ocupantes de nuestras calles. No creo que nos estén protegiendo y sé que hay personas en mi comunidad que quizá no puedan defenderse por sí mismas. Tengo un papel que desempeñar en la protección de mi comunidad".
Dos días después, a pocas manzanas al norte, una redada matutina del ICE atrajo a los vecinos, que grabaron el suceso y expresaron su indignación. "¡Son nuestros vecinos! ¡ICE, váyanse a casa!", gritaban los espectadores. "Los blancos están aquí apoyando", dijo en español un residente mientras grababa el incidenteo, que terminó con los agentes rompiendo las ventanillas del conductor y del copiloto y deteniendo a los hombres que iban dentro del coche.
Los transeúntes les pidieron sus nombres y fechas de nacimiento, al igual que había hecho David cuando presenciaron los arrestos del ICE en Columbia Road.
"Es absolutamente útil", afirma Michael Lukens, director ejecutivo del Amica Center for Immigrants Rights, que proporciona abogados a los inmigrantes detenidos, algo que solo es posible si se sabe quiénes han sido detenidos. "Aquí es donde cobran relevancia las tácticas generales de la administración Trump. Muchas personas tienen un caso sólido y deberían tener un juicio justo, pero no lo consiguen porque no pueden conseguir un abogado".
Lukens anima a la gente a grabar los arrestos del ICE y a intentar recopilar información personal sobre los detenidos, tanto para que se pueda notificar a sus familias como para que los grupos de defensa y asistencia jurídica puedan ofrecer rápidamente sus servicios.
"Manténgase a una distancia segura y no interfiera. Grabe el video del encuentro, asegúrese de que la gente lo sepa, obtenga el nombre de la persona, su lugar de origen y su fecha de nacimiento", dice Lukens. "Todos tenemos que ser testigos de lo que está sucediendo y hacer pública la campaña de terror de ICE".
‘El volumen de llamadas ha aumentado exponencialmente’
Gran parte de la resistencia local contra el ICE y otros agentes federales que merodean por D.C. proviene de los residentes que alertan públicamente cuando los ven por la zona; en cierto modo, es una inversión del tradicional lema policial "Si ves algo, di algo".
Muchas de esas advertencias sobre la actividad del ICE se han compartido a través de la línea de información de la Red de Ayuda Mutua y Solidaridad con los Migrantes, que recoge información sobre reportes de presencia de agentes federales, la verifica y luego difunde advertencias a través de las redes sociales. (La red tiene más de 7000 seguidores en BlueSky y otros 18 600 en Instagram).
La línea se puso en marcha al día siguiente de la toma de posesión de Trump para su segundo mandato, pero Madhvi Bahl, una de las principales organizadoras del grupo, afirma que las denuncias han aumentado desde que comenzó la oleada. "El volumen de llamadas ha aumentado exponencialmente", afirma.
Desde el 11 de agosto, se han recibido 1670 llamadas a la línea de denuncias y cientos de mensajes de texto. En comparación, en las dos semanas anteriores al anuncio de Trump, solo se recibieron 181 llamadas.
La red se fundó en 2022 en respuesta a los gobernadores republicanos que trasladaban en autobús a migrantes indocumentados a D.C., y en un principio se centró en ayudarles a conseguir alojamiento, servicios y productos básicos. Sin embargo, este año, la red ha pasado a un modo de respuesta rápida, tratando de mitigar la represión migratoria de las últimas semanas, que en parte se ha dirigido precisamente a los migrantes que llegaron en 2022.
"Hay un cambio de ambiente", dice Bahl sobre cómo percibe ahora D.C. "Cada vez que sales de tu casa en las zonas negras y marrones de la ciudad, acabas viendo algo, una detención o agentes del ICE reuniéndose y acosando a la gente, agentes federales persiguiendo a los evasores de tarifas. No puedes ir a ningún sitio sin verlos. Son como un cáncer".
La red también creo su propia guía sobre las mejores prácticas para los transeúntes con recomendaciones sobre cómo documentar los hechos de manera segura para los residentes que quieren ayudar.
‘No están haciendo nada’
La respuesta local también ha estado motivada, en parte, por la preocupación de que el gobierno de D.C. esté aceptando tácitamente la ofensiva federal de Trump. Este es especialmente el caso de la aplicación de las leyes de inmigración, donde se ha visto a la Policía Metropolitana de D.C. (MPD) colaborando con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en las últimas semanas, lo que contraviene su política tradicional de no preguntar por el estatus migratorio ni atender las solicitudes de detención del ICE a menos que se presente una orden judicial. (El miércoles, Bowser dijo que estaba "agradecida" de que la presencia de agentes federales hubiera dado lugar a una aparente disminución de la delincuencia, pero reconoció que podría estar produciéndose una "ruptura de la confianza" entre la policía local y los residentes).
Pero también es evidente en las escuelas de D.C., donde algunos padres afirman que los responsables escolares no han sabido abordar la incertidumbre y las preocupaciones del momento, especialmente entre las familias inmigrantes.
"Nos gustaría que el gobierno[de D.C.] intentara ayudar en esta lucha", afirmó una residente latina que no quiso dar su nombre debido a su propia situación. "Porque no están haciendo nada".
Aunque el DCPS ha aclarado que las fuerzas del orden solo podrán entrar en las escuelas con una orden judicial, no ha aclarado si los agentes de policía de D.C. asignados a las escuelas colaborarán con las autoridades de inmigración. Aunque en una diapositiva presentada a los profesores antes del inicio del curso escolar se afirmaba que no lo harían, se incluía una ominosa condición: "Por el momento".
El jueves, el l de DCPS, Lewis Ferebee, dijo a The 51st que el sistema escolar se ha comunicado con los directores de las escuelas sobre los protocolos para manejar cualquier situación que pueda surgir a raíz de la oleada federal, y que seguirá haciéndolo. "De hecho, tendremos más reuniones con comunidades escolares específicas, porque la situación es diferente de un barrio a otro. Apoyaremos a los directores de nuestras escuelas", afirmó.
Pero esa ayuda no parece estar llegando a algunos miembros de la comunidad, que han organizado lo que ellos denominan iniciativas para abordar directamente cómo se sienten algunas familias. La residente latina dijo que muchos de sus vecinos no quieren enviar a sus hijos a la escuela porque temen que los agentes del ICE estén acechando a la vuelta de la esquina.
Por eso, ella y otros miembros de la comunidad escolar organizaron autobuses a pie, grupos de voluntarios designados que recogen y llevan a los niños. "Intentamos ayudar a los vecinos que tienen miedo de salir recogiendo a sus hijos y acompañándolos para que puedan acceder a la educación y se sientan seguros, sabiendo que hay un grupo de vecinos que está ahí para ellos", explica.En ot
ra escuela del DCPS, un padre que pidió permanecer en el anonimato dijo que la propia comunidad escolar estaba tomando la iniciativa.
"Las directrices de los responsables del DCPS a los directores son mínimas y el DCPS no las comparte con las familias", afirman. "A nuestra directora le han dicho que no puede distribuir materiales de Know Your Rights (Conoce tus derechos) ni organizar cursos de formación sobre KYR. Por eso, la [organización de padres y profesores] y los profesores nos hemos organizado como hemos podido, intentando pasar desapercibidos mientras distribuimos información a los padres".
La organización de padres y profesores ha llevado a cabo una iniciativa similar para acompañar a los niños al colegio si sus familias tienen miedo de salir a la calle, y el director del colegio ha dicho que cualquier familia que se sienta insegura durante el día, ya sea porque ve a agentes del ICE o por cualquier otro motivo, puede acudir al edificio del colegio.
En otra escuela del noreste, los padres caminan alrededor del perímetro del campus durante las horas de entrada y salida. "Nos turnamos para buscar personas enmascaradas, coches de policía sin distintivos y agentes de la ley", escribe uno de los padres. "Si vemos algo, enviamos un correo electrónico a la administración de la escuela para informarles".
Otro padre que habló con The 51st —de nuevo bajo condición de anonimato para no llamar la atención sobre su colegio— admitió que afrontaban la primera semana de clases con aprensión y preocupación. Pero afirman que, para las familias que pueden, es importante mantener la cabeza alta y hacer notar su presencia.
"Sabemos que una parte importante de la protesta y la resistencia consiste en ocupar espacio y asegurarnos de que reclamamos nuestra ciudad, las calles que son nuestras y las escuelas que son nuestras", nos dijeron. "Esto es lo que podemos hacer: encontrar la alegría y apoyarnos unos a otros como vecinos y familias. Me siento frustrado a nivel macro, pero a nivel micro realmente creo que así es como se organiza de verdad: de vecino a vecino, de familia a familia, de persona a persona".
Traducción al español de Teresa Frontado.